ARQUITECTURA COLONIAL

ARQUITECTURA COLONIAL
ARQUITECTURA

jueves, 6 de agosto de 2015

La Arquitectura Colonial en el Peru


La Arquitectura Colonial, nació en modelo peninsulares y europeos, con el devenir de los años logro afirmarse con una Arquitectura con personalidad propia, unida en América.

El siglo XVII estuvo marcado por la llegada del barroco. Este estilo arribó al Perú en un momento de gran madurez artística de los alarifes afincados en el Perú. La reinterpretación del estilo y su adaptación al medio local hicieron que el virreinato del Perú se convirtiera en la expresión del barroco americano. Y es que la riqueza del barroco peruano radica en la diversidad de interpretaciones, pues se adaptó y aprehendió elementos de las principales ciudades del virreinato (Lima, Cuzco, Trujillo, Puno, Arequipa, Cajamarca, etc.), pero también tuvo que adaptarse a una serie de factores que lo condicionaron (principalmente de índole económico).


  • La iglesia fue la propulsora de una arquitectura monumental. Conventos y monasterios fueron los edificios más grandes y bellos durante todo el virreinato. Destacan por su tamaño: Santa Catalina (Arequipa), San Francisco el viejo, La Merced (Lima), Santo Domingo (Trujillo).
  • Como se mencionó líneas arriba, en el siglo XVII hubo un tránsito de la planta isabelina a la cruz latina. No obstante, las catedrales de Lima y Cuzco escapan a esta clasificación. Las dos fueron construidas sobre una planta procesional de tres naves con capillas laterales y coro de canónigos colocado en medio de la nave central (García Bryce, 1995: 368). Son del tipo hallen kirche o iglesia salón con las bóvedas a la misma altura. Lo que llama la atención en ambas es que si bien poseen una misma planta, fueron construidas con materiales completamente diferentes, pues siguieron la tradición constructiva de su respectiva región (Lima-costa, Cuzco-sierra).

Las iglesias del siglo XVII destacaron también por la construcción de portadas-retablo en sus fachadas. Construidas principalmente en piedra, tuvieron un papel simbólico y evangelizador, ya que anunciaban a los transeúntes la importancia de la iglesia, su carácter monumental e invitaban a su contemplación.

La mayoría de las iglesias de fines del siglo XVI poseían planta gótica-isabelina con nave alargada y separada por presbiterio o capilla mayor por un gran arco denominado triunfal.

Las portadas de las iglesias conservaron las formas clásicas italianas, a pesar de que los alarifes tuvieron gran libertad para interpretarlas, haciendo hincapié en un sentido bastante decorativo. Como indica Antonio San Cristóbal, acaso el estudioso más importante de la arquitectura virreinal peruana, la portada lateral de la iglesia limeña de San Agustín es una de las poquísimas portadas existentes de Francisco Morales (alarife) que muestra en todo su esplendor sus formas clásicas, propias del renacimiento tardío.

Mientras el barroco se afianzaba, en el Perú hubo un cambio en la construcción y diseño de las naves. Las iglesias dejarían las plantas isabelinas y se adaptaron a la cruz latina con bóveda de cañón y cúpulas en el crucero. No hay que olvidar que todos estos cambios son producto de las acciones que la Contrarreforma Católica tomó para afianzar la simbolización del culto católico. Son ejemplo del barroco: San Francisco el viejo, iglesia de las Trinitarias, La Merced, San Pedro, la Portada del Perdón de la Catedral (Lima); La Merced, Santo Domingo, San Francisco, Santa Catalina (Cuzco) etc.




El virreinato peruano tuvo una diversidad de centros arquitectónicos importantes. Las tradiciones y elementos regionales permitieron el desarrollo de escuelas y de áreas de influencia. Cuzco, Arequipa y Puno fueron las difusoras de las principales técnicas constructivas locales. En estas ciudades hubo una búsqueda de lenguajes propios alejados del barroco y de su realismo, experimentando en muchos casos con la naturaleza y los elementos bucólicos andinos. Un buen ejemplo sería la portada de La Compañía, en la ciudad de Arequipa.

Las casas de dos pisos tuvieron usualmente un balcón cerrado por donde se podía observar la calle. En el siglo XVI y XVII estos balcones poseían celosías, a fines del XVIII y principios del XIX se construyeron bajo los cánones del neoclasicismo y del estilo imperio, imponiéndose el uso de ventanas de guillotina. Los balcones le confirieron a Lima una personalidad propia, ya que en ninguna ciudad americana existieron tantos balcones como en la capital del virreinato peruano. 




ESTILOS ARQUITECTÓNICOS DE LA ÉPOCA:

Estilo Renacentista: En los primeros momentos de la colonia se desarrolló el llamado estilo renacentista, que en Europa se había producido siguiendo la corriente del renacimiento italiano. Este estilo se caracterizó por el empleo de adornos y filigranas que hacían desaparecer las líneas arquitectónicas dándole al edificio la semejanza de un trabajo de cincelado de platería, de ahí el nombre de plateresco y donde se confunde el arte gótico, el arábigo y el románico de la época colonial, desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XVII. Son magníficas muestras de éste estilo en Lima las portadas de la Catedral de Lima y de la Casa de Pilatos. En Ayacucho la portada de las iglesias de San Francisco y La Merced.

Estilo barroco: El barroco se distinguió y caracterizó por su recargada ornamentación, de líneas predominantemente curvas, que daban un aspecto de libre movimiento. Predominaron los elementos decorativos en las columnas, pilastras (columnas embebidas), cornisas, además de una modificación de las formas clásicas; las columnas griegas pierden su pureza al retorcerles, como gruesas serpientes, sus fustes hasta formar la columna salomónica y los adornos adquirieron gran exuberancia.

Un elemento característico de éste estilo es el almohadillado que aparece en los muros de la Basílica y Convento de San Francisco de Lima. Este estilo predominó desde mediados del siglo XVII hasta fines del siglo XVIII. Dio origen al churrigueresco y rococó. Son representativas muestras del barroco en Lima, el Palacio de Torre Tagle, las iglesias de San Francisco y San Marcelo. En Cuzco la Catedral del Cuzco (barroco mestizo), las iglesias de Santo Domingo y San Sebastián. En Arequipa la Iglesia de la Compañía.
  • Estilo churrigueresco: Fue la forma más recargada del barroco y se distinguió por el empleo complicado y caprichoso de los adornos en forma exagerada, su propugnador fue un arquitecto español llamado José de Churriguera. Son magníficas muestras de este estilo en Lima la fachada de las iglesias de Nuestra Señora de la Merced y San Agustín.
  • Estilo barroco francés o rococó: En el siglo XVIII, con la introducción
    de la dinastía francesa de los Borbones, llegó a España este estilo que se caracterizó por los balcones que no son redondeados, la disminución de los adornos en la ornamentación en las columnas (estas son menos retorcidas), sin dejar las características propias del barroco que son el empleo de las líneas curvas y ondulantes.
Son características del estilo rococó la Quinta de Presa, la Casa de Larriva (fachada en estilo rococó pero granadino), la Casa de las Trece Monedas (fachada en estilo rococó limeño), la Casa de Osambela y el Paseo de Aguas, todas ubicadas en Lima.
  • Estilo Neoclásico: A fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX llegó el estilo llamado neoclásico, que se caracterizó por el predominio de una tendencia hacia el retorno de los estilos clásicos de la arquitectura greco-romana (empleo de columnas románicas con capiteles corintios y sin ninguna ornamentación, líneas rectas y sencillez en las mismas, además de frontis triangular).
Era pues, una reacción contra el barroco. Son magníficas muestras de este estilo el altar mayor y las torres de la Catedral de Lima, la fachada de la Basílica y Convento de San Pedro, el altar mayor de la Basílica y Convento de San Francisco, las pilastras de la Casa de Osambela, la fachada del Fuerte de Santa Catalina y el Cementerio Presbítero Matías Maestro.